jueves, 9 de junio de 2011

Noticias y metáfora - Rosabetty Muñoz

  “el dolor es el único lenguaje que traspasará la historia”  


No es extraño que muchos jóvenes afirmen no ver ni escuchar noticias. La realidad que muestran machacantes los medios de  comunicación social es, francamente, insoportable sobre todo para muchos que, en su propio entorno, sufren los embates de la miseria y el abandono. Sólo se acercan a la “información noticiosa” cuando les ofrecen el espectáculo de la violencia o del drama ajeno como si fuese una saga de ficción: la emoción  que se desborda en hábiles movimientos dirigidos por expertos en audiencia y control.

 No veo las noticias por televisión; como lectora prefiero el encuentro más lento, pausado y extenso de la letra aunque sepa que el escamoteo de la verdad (¿hay una?) es un ejercicio diario de la mayoría de los medios. Nunca he creído eso de que una imagen vale más que mil palabras; el abuso de las imágenes en la televisión las despoja, muchas veces, de la fuerza a que se refiere la frase célebre. Pero siempre estoy pendiente de los acontecimientos, me importa mucho lo que sucede, lo que nos sucede.

Mientras asistimos a la esperanza de un despertar ciudadano que se extiende por Europa y nuestro país en la forma de manifestaciones públicas de rechazo al sistema económico- político; no puedo dejar de ver con profundo dolor el cuerpo herido del joven  Luciano Pitronello S. Como una brutal metáfora, se ha ofrecido en sacrificio por sus ideales: un cuerpo joven, ciego y sin manos como representación del lugar al que están siendo arrojados muchos por la injusticia social que crece cada vez más en este sistema.  

Conozco demasiados jóvenes que se niegan a ver lo necesarios que son para cambiar el estado de las cosas; he visto, a lo largo de mi carrera como profesora, cientos de chicos cuyas manos estaban, desde el principio, destinadas a no contar en la construcción de sus propios sueños.  Luciano Pitronello es un hijo nuestro, un muchacho que estaba sano y lleno de vida; inteligente y dispuesto a creer en un mundo mejor. Decía en su blog, hace unos años: “Soy un anarquista de tan solo 17 años, pero creo que tengo el criterio suficientemente bien formado para tomar mis propias decisiones, a pesar de no poder hacer mucho por mejorar un mundo que evidentemente está mal, para empezar por el simple hecho de que en un sistema capital hay una infinidad de injusticias”. 

Estaba buscando significados y, por el curso de los acontecimientos, decidió vivir en el riesgo de oponerse al enorme monstruo del poder. Está herido. Visible y trágicamente herido según una mirada que incluía este destino. Y, a pesar de que finalmente se trate de una decisión personal, de que él escogió un camino para luchar que está marcado por la violencia de la que terminó siendo víctima; uno se pregunta si las heridas de su cuerpo serán elocuentes. Si entenderemos que hay muchísimos como él, jóvenes buscando darle sentido a la existencia propia y de los otros, que la injusticia les afecta, no como un dato de la realidad, sino como asunto odioso y agresivo del cual se niegan a formar parte; jóvenes que no son contenidos en este sistema y deben buscar sus propias respuestas.

1 comentario: